Hoy os traigo la historia de Maurys, una compañera del trabajo.
Tú la ves, hablas con ella y jamás dirías que ha vivido lo que relata en un blog, donde cuenta sus experiencias desde la infancia.
Lo de ser de Venezuela le viene como un guante porque su vida parece un culebrón. Eso sí, no nos hace falta esperar 500 capítulos para conocer el final:
Hoy es una persona alegre y feliz.
Ella misma nos da unas pinceladas de su vida a continuación:
Hola,
Nací en Venezuela, hace 27 años y me he criado en varios sitios de Venezuela.
Se podría decir que mi vida no ha sido fácil: con tan solo 6 meses de vida ya estaba de casa en casa. No lo recuerdo muy bien pero es lo que me han contado.
Mis hermanos y yo hemos estados expuestos a muchos peligros, estando en casas que apenas se pueden mantener en pie, o simplemente por el trato que hemos recibido de personas que no recordamos ni su cara.
Pero claro no nos trataba bien ni nuestra madre, qué podíamos esperar de personas que no tenían ningún vinculo familiar. Cuando nos dejaba en la casa de alguna familia desconocida lo que hacía era dejar una caja de comida. No recuerdo ningún beso que me hubiera dado mi madre. Hemos tenido una madre, y por lo menos yo un padre irresponsable.
Lo peor que he pasado es cuando he estado al lado de mi madre y al lado de mi padrastro. Pero lo bueno siempre hace esperar... Cómo es de curiosa la genética que no nos parecemos en nada a nuestra madre, yo no me parezco a la mía ni ella a la suya, una mujer excelente. Mi abuela nos sacó de lo peor y evitó muchas desgracias.
No he sido lo que se dice una santa, yo también me he portado mal, y más de una vez he hecho sufrir a mi abuela con mis actos.
Con mi historia quiero dejar claro que de todo se puede salir, no importa lo duro que sea, al menos tenemos que intentarlo.
Os animo a que no nos rindamos.
Detrás de cada momento malo hay muchos buenos, y siempre llegan.
Al día de hoy soy feliz.
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